Shopping for Dummies, o no tan dummies

Tiempo de lectura: 3 minutos
          Pregunta el oyente: Si tengo el dinero, ¿puedo comprar lo que yo quiera?

          Incorrecto. No es exactamente así, contestó el conferenciante. Y siguió: La decisión de comprar  no es solamente un asunto de capacidad adquisitiva.
          No entiendo. Cuando uno va a comprar o gastar, estudia cuánto dinero tiene y si el precio de lo que quiere es razonable. Si coinciden el poder adquisitivo y un buen el precio, no hay nada más que pensar.
          Comprendo tu razonamiento pero tiene una premisa falsa. Fíjate, cuando se va a hacer un gasto no solo se debe considerar con cuánto dinero se cuenta y la razonabilidad del precio. Hay otros factores que deben intervenir en la decisión. Por ejemplo, (el conferenciante empezó a escribir en una pizarra, luego fue explicando):
o   LA NECESIDAD. Comprar no es un fin en sí mismo. Es la acción que nos permite adquirir bienes y servicios. Por lo tanto, conviene preguntarnos, este bien que quiero comprar o servicio que quiero contratar, ¿lo necesito? ¿por qué lo necesito?
Esta pregunta ayuda a fijarnos en lo que verdaderamente hace falta y no en tonterías que muchas veces son simplemente moda y afán de aparentar. Además, permanecemos con el dinero ahorrado para momentos de una verdadera necesidad. En los momentos de dificultad ¡cuánto se lamentan los gastos tontos hechos en los momentos de abundancia!
o   EL AMBIENTE. Entre los afectados del consumismo desenfrenado está nuestro planeta tierra. Precisamente, el gasto innecesario ha generados toneladas de basura con cosas que estaban funcionales pero que la moda o la publicidad “obligó” a sustituir.
Considerar si realmente hay que sustituir un bien y si realmente está dañado, si se puede arreglar es una consideración a tener en cuenta al momento de comprar. Es un modo de contribuir al cuidado del ambiente reduciendo la producción de basura.
o   FINANCIAMIENTO DE ONG. Es costumbre que las empresas financien organizaciones sin fines de lucro u entidades o personajes políticos. Algunas de estas organizaciones o entidades pueden impulsar y trabajar por valores que no son compartidos por aquellos que consumen sus bienes o servicios. De este modo, inconscientemente se está aportando económicamente a una causa que contradice el propio modo de ver la vida.
Por lo tanto, en la medida de lo posible, conviene saber qué tipo de iniciativas financian los productores de los bienes que consumo con mayor frecuencia. En Internet hay muchas listas disponibles.  Por ejemplo, concretamente para empresas que financian Planned Parenthood, aún después de que se publicaran los videos que muestran cómo trafican con órganos humanos, puede verse esta lista: http://dailysignal.com/2015/07/21/meet-the-41-companies-that-donate-directly-to-planned-parenthood/
o   LUCHA CONTRA LA POBREZA. Acabar con la pobreza es una responsabilidad de todos. No solo de ONG o de los Gobiernos. Por lo tanto, al comprar debemos también pensar en tantos ¡millones! de personas que no tienen para comer, para vestirse y mucho menos para cubrir una educación de calidad. Gastar sin considerar esta realidad, es una irresponsabilidad o al menos una falta de consideración. Nuestros hábitos de consumo nos tiene que hacer considerar qué aportación hacemos a la solución de la pobreza.
Luego, mirando a su interlocutor, resumió:
          ¿entiendes porqué comprar no es solo una cuestión de poder adquisitivo y buen precio? Conviene pensar, al menos, en si verdaderamente necesitas hacer ese gasto, si con eso cuidas el medio ambiente, si contribuyes a impulsar causas contrarias a tus valores y finalmente, si no podrías ayudar más a aliviar la pobreza.
          Entiendo, contestó el estudiante sorprendido.
Una mano se alzaba al fondo del salón:
– ¡Adelante! Dijo el conferenciante.
          ¿No es esto lo quiere decir el Papa cuando dice que comprar es un acto moral?
          Pienso que si – contestó el profesor –. El Papa nos quiere hacer saber que no solo las empresas tienen una responsabilidad social, sino también los consumidores. Del modo en que tú y yo gastamos el dinero depende de que el mundo se haga peor o mejor. Espero que escojas esto último.
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