La familia de un ingeniero constructor

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Treinta y dos niños y quince miembros del staff llegamos a la hacienda donde estaríamos por los próximos diez días. Prometían ser intensos y llenos de diversión y también de trabajo. Gracias a Dios, trabajo y diversión no necesariamente son conceptos opuestos. 
Los niños invadieron los terrenos y una cosa quedó clara, llevaban semanas esperando ese momento. Por fin, ¡empezó el campamento! Los miembros del staff atendían cosas varias de logística. Yo me fui a revisar mi principal preocupación: los baños.
Varias semanas antes se había empezado la remodelación de unas áreas de la hacienda para construir unos baños más cómodos para el campamento. Sin embargo, unas fuertes lluvias cayeron por días sin fin y retrasaron la construcción. Antes de llegar sabíamos que los baños no iban a estar listos. Ideamos un plan B pero no se descartaba de ninguna manera terminar los baños cuanto antes. Con optimismo, animé al Ingeniero a que siguiera trabajando duro y le dije que contaba con mis oraciones. 
Un día, después de que se fueron los obreros, vi a una señora montada en una escalera y pintando. Me llamó la atención y pregunté quién era. Para mi sorpresa, era la hermana del Ingeniero constructor. Se había enterado del apuro en que se encontraba su hermano y decidió ir ayudarlo a terminar su trabajo. Al día siguiente, además de la señora me fijé en dos personas más. Volví a preguntar, era el esposo de la señora y su hijo, es decir, el cuñado y el sobrino del ingeniero. Luego apareció un cuarto personaje, otro de los hermanos del responsable de la construcción. Todos iban a apoyar. 
Con un capital humano tan comprometido, la jornada de trabajo se alargó y se hizo más eficiente. Primero trabajaba el personal contratado y después, la familia del ingeniero constructor. Con semejante ritmo de trabajo, a los 4 días de haber comenzado el campamento, era una realidad: teníamos los nuevos baños disponibles. 
Yo estaba conmovido ante semejante manifestación de solidaridad familiar. Pensé que es un ejemplo palpable de cómo la familia es célula fundamental de la sociedad.  Pensé que hay ciertas situaciones que, de no resolverse, paralizan al individuo y sin él se retrasa el progreso de la sociedad. Se fue la luz, no hay pan para el desayuno, Mariana se fue al colegio sin el uniforme de deporte. Son problemas sencillos pero son los problemas reales. Ante ellos, la experiencia nos muestra que el principal recurso es la familia. Es además, el recurso más incondicional porque su fundamento es el cariño. Por eso creo que la historia que narré es un ejemplo palpable del rol indispensable de la familia. Un trabajo por terminar (los baños), del cual depende el funcionamiento de 45 personas (la sociedad). ¿Quién apareció? No fue el alcalde, ni la alcaldía, tampoco una ONG. Apareció la hermana, el hermano, el cuñado, el sobrino y con ellos se logró el objetivo. ¿Quién resolvió? La familia.
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