Fuertes all around
Cuando Diego contó a sus papás la nota del examen hubo gran alegría en la casa. Había sacado la máxima calificación. Se desarrolló la conversación y salió a relucir que no habían sido muchos los afortunados. Por el contrario, habían sido tantas las malas notas, que la maestra había decidido mandar tareas y trabajos especiales para compensar.
Los papás de Diego, animaron a su hijo a realizar esas tareas aunque no las necesitara. De ese modo, le enseñaban que siempre hay que dar el máximo en lo que se hace. No se trata de cumplir con el deber, sino de ir más allá. Esa es la virtud de la fortaleza, dar el máximo, aunque cueste.
La anécdota la conozco de primera mano. Me la contaban los propios padres, sentados en la mesa central de la cocina de su casa. Ese lugar parece tener poderes especiales. Basta reunirnos ahí para que surjan conversaciones entrañables. Pareciera que los muebles tienen una lista de temas que sugieren cuando ven gente a su alrededor. Yo estaba sentado alrededor de la mesa, en uno de esos bancos altos, con sillón redondo que gira. Los anfitriones se quedaron de pie para poder desplegar esa hospitalidad cinco estrellas que los caracteriza.
En aquella ocasión los padres me exponían la realidad de su hijo Diego. Pensamos juntos cómo desarrollar una exigencia que desarrolle virtudes a través del estudio sin convertirse en unos padres obsesionados por lo académico. Me dio pie para repensar y abundar sobre lo que ya había escrito hace un tiempo en ¡Que jueguen los niños! y en 11 ideas para ayudar a estudiar a tus hijos.
Creo que el corazón del dilema radica en el paradigma de la cultura del éxito. Bajo esta visión de la vida, el éxito es medido en función del desempeño en el ámbito profesional exclusivamente. Lo que suceda en otros ámbitos de la vida humana (el familiar, físico, social, espiritual) es a todas luces secundario. En el mejor de los casos, se consideran importantes en la medida que impulsen el crecimiento profesional. Basta fijarse en los íconos del éxito de nuestra cultura para darse cuenta de esta realidad.
Si se cede a esa visión de la vida, educaremos jóvenes que han aprendido a esforzarse para una sola cosa: su trabajo. Esto no es la auténtica virtud. Una adecuada formación de la fortaleza (y de todas las virtudes) exige su ordenado crecimiento en todas las dimensiones de la personalidad. Un joven debe aprender a dar el máximo en sus obligaciones profesionales, pero también a la hora de colaborar en la casa, de ayudar a sus amigos, de desarrollar su cultura, de cuidar su salud, de compartir con su familia, de cultivar su espiritualidad, etc.
La presión social impuesta por la cultura del éxito, hace fácil olvidar el necesario desarrollo armónico de la fortaleza. Casi sin darnos cuenta, muchos acabamos exigiendo esa virtud exclusivamente para lo profesional y desde lo profesional. Conozco familias que rara vez comen juntas para no interrumpir a sus hijos que tienen demasiado que estudiar; jóvenes de 17 años que no saben lavar su ropa o preparar su desayuno, porque el estudio no les deja tiempo; adolescentes capaces de ignorar los videojuegos de lunes a jueves para estudiar, y luego jugar siete o más horas diarias los fines de semana. Estos muchachos serán muy “fuertes” para el estudio, pero para nada más. Son los workaholics del futuro.
Ayudar a crecer en fortaleza de modo integral es más exigente. Supone para los padres involucrarse activamente en el ofrecimiento de diversas alternativas para desarrollar la virtud. A la vez, es más gratificante. Para los padres y también, para los hijos, que aprenden a dar el máximo en todos los ámbitos de la vida y la ven florecer en un escenario mucho más rico y amplio que el académico. Quienes se comprometen con ese esfuerzo acaban ampliando el horizonte existencial de sus hijos. Logran que no solo sueñen con ser un buen profesional, sino también un buen hijo, un buen hermano, un buen padre, un buen ciudadano, un buen hijo de Dios. Y al servicio de esos todos esos deseos desarrollan la virtud de la fortaleza.
Gracias por las sugerencias, tanto por lo formativo como por lo práctico- “all around”. Sigue influyendo huellasdeja.com
Gracias. Me ayuda a reflexionar sobre mis nietos.
Excelente y maravilloso escrito cargado de consejos y buenas opciones para educar hijos íntegros en integrales! Gracias!
Gracias Juan. Buenos consejos!
Marisabel
Gracias Juan …. Rafael Octavio e Isabella van a tener más herramientas que mis hijos. No dejes de pensar en mi cuando hagas estos artículos!