Tiempo de lectura: 2 minutosEn los últmos años he tenido la posibilidad de conversar con personas de muchos países. Hay una cosa en común: el desencanto con la clase política que dirige su país. No importa de donde venga, su edad o sexo, era casi universal el sentimiento de que los políticos le han fallado.
¿Cómo es esto posible? ¿Realmente los políticos del mundo son unos corruptos y egoistas? ¿No hay politícos capaces de trabajar bien?
Las doctrinas políticas sobre el contrato social establecen que el pueblo delega a través del voto el poder de gobernar la ciudad. Pero en muchas democracias modernas, el tono de protesta del ciudadano común es de quien espera todo del gobierno y siente que cumple con su deber yendo a votar en el período establecido. En realidad no delegamos el gobierno, sino que nos desentedemos de él. Esto es claramente un error porque la construcción del bien común es una resposabilidad tan de los políticos como de los demás ciudadanos.
Por eso, me atrevo a afirmar que el descontento colectivo con la clase política es, en muchos casos, consecuencia de haber dejado de hacer lo que como ciudadanos nos corresponde y pretender que lo resuelva el gobierno.
Aceptar esta realidad es difícil pero sin duda más provechoso para la sociedad. Nos impide echarle la culpa al gobierno de nuestros males sociales. Nos hace enfrentarnos con la realidad de que la injusticia social, la pobreza, la falta de acceso a la educación, la inseguridad, el desempleo, etc. no son solo problemas para el gobierno, sino problemas de los que cada uno es responsable.
Con esto no quiero decir que no haya casos de corrupción o abusos en la clase política. De hecho, en algunos países, como Venezuela, la violación reiterada de los derechos humanos hace imposible vivir el principio de subsidariedad porque los ciudadabos viven oprimidos en sus derechos más elementales. Sin embargo, si estoy convencido de que el ciudadano de a pie debe hacer más por su país y esperar menos del gobierno. Quizá esto se puede resumir en la conocida frase de John F. Kennedy “ask not what your country can do for you—ask what you can do for your country”.
Si nos hacemos y contestamos esa pregunta, nos quejaremos menos, veremos el futuro de nuestras sociedades con una óptica más optimista, nos sentiremos protagonistas de la construcción de un mundo mejor y en consecuencia, aportaremos a que sea una realidad.
Súmale al ir a votar el "ya pago mis impuestos" en los países donde domina el "estado de bienestar"…
Excelente y muy verdadero. La prensa liberal-socialista y los periodistas tienen bastante que ver también con esta critica continua al gobierno.