Masificación vs. “Personificación”
Hace unos meses tuvimos una conferencia muy interesante en la Residencia Universitaria donde vivo. Fue un ciclo de conferencias enmarcado en un programa que se llamó “Experiencias Empresariales.” Fueron viniendo distintos empresarios de la Isla. El formato era tipo conversatorio, el invitado iba hablando sobre distintas cosas que le habían ayudado o perjudicado, circunstancias que aprovechó para crecer y dificultades que ahora se le presentan para seguir expandiendo su negocio. A la misma vez los asistentes, algunos universitarios, otros estudiando escuela superior y también algunos profesionales, hacían preguntas e intercambiaban opiniones. La verdad es que fueron unas jornadas bien enriquecedoras.
Una cosa llamativa fue la existencia de un factor común entre todas las personas que visitaron la residencia. Hubo empresarios jóvenes y otros que ya tienen más experiencia, de ramas de negocios tan distintos como moda y construcción, algunos empezaron “con una mano adelante y otra atrás”, otros empezaron con un poco más de medios económicos. En fin, la diversidad era total. Sin embargo, había en todos una misma actitud frente a la vida: optimismo. La invitación constante a todos los que estábamos ahí era a insistir, a luchar, a perseverar, a recomenzar. Las adversidades y las dificultades no son insuperables. Todos contaban anécdotas de situaciones difíciles y delicadas que tuvieron que superar.
Uno de los conferenciantes, terminó la conversación comentando que los jóvenes teníamos que recuperar la capacidad de soñar. La idea me llegó y me quedé pensando. Por las razones que sean, es muy frecuente conseguirse gente joven con ideales pobres. Los que no nos sentimos así, tenemos que esforzarnos por contagiar en los demás la alegría de los grandes ideales, la satisfacción de la entrega personal a grandes causas. Hay que transmitir la convicción de que soñar no es perder el tiempo sino el primer paso para las grandes y trascendentes transformaciones de las personas, de las comunidades, de los países, del mundo.
Al entrar en la tienda me entraron ganas de un refresco y unos doritos, pero mejor no, pronto era la cena. Mientras esperaba para pagar, me vino a la cabeza una idea. ¿Por qué haber oído esas 9 letras había despertado tantas emociones? Me monté en el carro y seguí mi camino a casa. Ya cerca de la salida hacia la Av. Muñoz Rivera caigo en cuenta de una posible respuesta. Esas nueve letras y en ese preciso orden, podrían no significar nada para mucha gente. Pero para otros, esas nueve letras encierran toda nuestra vida, o por lo menos gran parte de ella. Con ellas, revivimos buenos y malos momentos, sonreímos, pensamos, disfrutamos, lloramos y muchos también, con ellas, luchamos. Es razón de esperanza que los tiempos presentes hayan hecho que para pocos pasen inadvertidas estas nueve letras: V E N E Z U E L A.
Al leer estas líneas sentí la necesidad de difundirlas.
This is interesting text written by a very smart friend from Morrisville, North Carolina. When I read the passage it reminded me the reason that moved me to publish this blog. That reason is very well summarized in the following sentence of the passage below: “By sharing our memories and experiences we will give others growth in knowledge and avoid the repetition of errors”. With nothing else to say, these are the words that I received and now wish to share with you:
Written by: Ruth Bethencourt
For this new school year, I have chosen as an elective the study of the Holocaust in Poland during the time of Hitler. I have studied many interesting things but most of all, the importance of memories. We know what we know about the holocaust because of what the survivors have shared with us despite all the sorrow they might feel when doing so. This way, important history, like this one, will never be forgotten. It is also essential to remember that it is from learning the past that we are able to improve our future. By sharing our memories and experiences we will give others growth in knowledge and avoid the repetition of errors. A very clear example is the story of Viktor Frankl. He has taught us many things from his experience in Auschwitz and ended his book “Man in search for Meaning” with these words that show a beautiful insight to the mystery of man´s freedom : “We have come to know man as he really is. After all, man is that being who invented the gas chambers of Auschwitz; however, he is also that being who entered those gas chambers upright, with the Lord’s Prayer or the Shema Yisrael on his lips”
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