Y un día me llamó Carlos.
-Juani, estaba pensando que tenemos que hacer un video para la boda de Mariana.
– Claro -contesté-. Había pensado lo mismo pero va a estar difícil. Miradas de Amor puso la vara muy alta.
-Si, es verdad. Vamos a pensar algo y hablamos más adelante.
Me costó mucho llegar a una idea. Cuando escribí el guión de Miradas de Amor, me salió de un solo tiro. Luego Carlos hizo su magia editando y quedó algo muy especial.
No fue así esta vez. Cuando me senté a escribir me costó mucho, mucho, mucho dar con un tema y un texto con el que me sintiera satisfecho.
Un día, rezando, le pedí a Dios una ayuda especial. Se acercaba la boda y no tenía el guión. ¡Auxilio! Y entonces, me vino a la mente la idea de que el hilo conductor del video podía mostrar cómo has estado siempre acompaña por tanta gente que te quiere.
Cuando salí del oratorio tenía un voicenote de Carlos. Larguísimo. Se le había ocurrido que el video podía ser relacionado a una carrera de revelo. Donde la carrera era tu vida y el revelo era toda la gente que ha corrido a tu alrededor ayudándote en cada etapa.
Me sorprendió muchísimo porque era en esencia la misma idea que se me había “ocurrido” mientras rezaba.
Le expliqué a Carlos que no se dice revelo, sino relevo. Nos reímos como por 3 horas. Y luego me puse a escribir.
Mientras lo hacía, recordé que a Iraida le regalamos un cuadro con el texto de Miradas de Amor. ¿Podríamos hacer algo parecido para ti? Y pensé en un mosaico de fotos de toda la gente que te ha acompañado. Pero abandoné la idea porque no me daba tiempo.
En el aeropuerto de Miami, Ruth me contó que te tenía un regalo. Y ¿Qué me mostró?… ¡Un mosaico de fotos! Yo no lo podía creer.
Sin ponernos de acuerdo Ruth, Carlos y yo te habíamos querido transmitir la misma idea: nunca has estado, ni estarás sola.
Un último cuento. La idea original era hacerlo igual que Miradas de Amor. Los tres varones y esta vez, incluyendo a mi papá. Pero estando con Ruty en el avión me di cuenta de que sería mucho mejor si interveníamos todos. Y el mismo día que llegué, el jueves, en el cuarto de Tomás en el Tres Reyes, grabamos todos los audios.
Y un último secreto… Pablo ha sido un promotor del video. No quería que faltara.
Sin quererlo, poco a poco, Dios fue moviendo sus fichas para que el video fuera una prueba de lo que quisimos comunicar:
You will never walk alone.